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sábado, 4 de julio de 2015

Rolex

Ayer el día en el embalse salió raro, con un calor sofocante a pesar del cielo encapotado y el viento que no paraba de soplar. Los peces estaban raros, parecían no querer tomar las moscas que les presentaba, rechazando una y otra vez. Carpas y barbos se aproximaban a mis imitaciones, pero en el último momento se lo pensaban mejor y a otra cosa. En el mejor de los casos directamente pasaban de ella olímpicamente. A pesar de que cambié de mosca, a pesar de que afiné el bajo hasta el límite. Tanto cambié de mosca que al final incluso probé la emergente que llamé "glotona" y que no usaba desde que hace tiempo un buen barbo la rechazó y salió despavorido poco después de bautizarla.


Con lo que no contaba es que un pequeño black-bass iba a salir de los matojos sumergidos que había en las proximidades para tomar la mosca. Como muchas otras veces, el instinto me jugó una mala pasada y clavé decididamente, lo que me dio la captura pero ahuyentó a cuantos peces había alrededor. Con ese resultado decidí seguir dándole un voto de confianza a la "glotona". Poco tiempo después se la pude presentar a un barbo, que la aceptó de buen grado. Tanto le gustó que se la llevó puesta... Afinar el bajo con estos peces es demasiado arriesgado la mayoría de las veces.


Unos metros más allá vi una buena carpa hozando decididamente el fondo, así que até al bajo mi querida "cangrebou", que tan bien me suele funcionar en estas situaciones. El problema es que por las cercanías rondaba otro pequeño black-bass que se rindió a los encantos de la imitación, dando al traste con la captura de la carpa. Como estaba visto que no me iba a poder hacer con barbos o carpas me decidí a pasar un buen rato con esos bocazas, y la verdad es que son entretenidos cuando se ponen tan voraces. ¡Y qué boca tan dura tienen! Eso sí, enseguida me vino a la mente un viejo chiste (que no se me ofendan los amigos vascos):
Estaban dos amigos vascos una mañana cogiendo setas cuando de repente uno ve brillar algo en el suelo y al acercarse le grita al otro:
- ¡Ostia Patxi! ¡Un rolex de oro!
A lo que Patxi contesta:
- ¡Tira eso! ¡¿A qué hemos venido?! ¿A setas o a rolex?
La cuestión es que de las preguntas de Patxi mi padre extrajo una frase hecha que usaba con asiduidad, cuando quería indicar que había que centrarse en lo que habíamos venido a hacer. Así que dejé en paz a los basses y me puse en serio con los peces con bigotes.




Poco a poco fueron saliendo peces. Aunque no tienen gran tamaño, por lo menos pasé un día entretenido pescando a seca. La gran mayoría de ellos sucumbieron a la "vespa", una imitación de avispa. La clave fue buscarlos en las corrientes que el viento crea dentro de la masa de agua, que quedan marcadas por un patrón de oleaje diferente al resto o por la presencia de espuma. Suelen formarse relativamente cerca de la orilla, y son frecuentadas por los peces porque hacen de cintas transportadoras, concentrando el alimento que cae al agua.


Al final de la tarde incluso salió el sol, facilitando la localización de los peces. Éstos continuaban comiendo en superficie y siguieron tomando la "vespa". Una buena jornada después de todo, que comenzó rara (conmigo pescando basses) y acabó con un buen número de capturas, aunque pasando bastante calor.



Un saludo y ¡buena pesca!

5 comentarios:

  1. Bien hecho. Supiste sobreponerte y al final acabar sacando setas. Un abrazo. Preciosas fotos y bonito barbo. Cuando se pone difícil y al final vas solucionando los problemas la jornada sabe el doble mejor.

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    Respuestas
    1. Gracias Jose Antonio. La verdad es que terminé la jornada con una muy buena sensación a pesar de haber empezado con el pie torcido. Un saludo

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  2. Menuda jornada, los basses te tuvieron entretenido un rato y cuando te pusiste en serio conseguiste buenas capturas, desde aquí parece que fue de lo más entretenida, enhorabuena y un saludo!,

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  3. Buenas fotos, se salvó la jornada.
    Es cierto que por aquí también los barbos estaban muy pero que muy recelosos (debe ser la ola de calor).
    Saludos

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  4. Gracias por vuestros comentarios, Mario y David. Estuvo entretenida la cosa, pero como bien dice David, el calor asfixiante hace que los peces (sobre todo barbos) estén raros raros. Saludos

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