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martes, 26 de junio de 2012

¡Por allí resopla!

Había reservado la mañana de hoy, antes de que apretase de todo el calor, a volver a por el reto. Quiera la casualidad que me entero por la radio de que hoy es Santa Perseveranda. Perseverancia, constancia. No me caracterizo por mi religiosidad, pero ligeramente supersticioso sí que soy y, ¿se os ocurre una señal mejor?

Pero al llegar a la casa de Moby Dick el optimismo se ve un poco aguado. Por un agua turbia, muy turbia. Mal empezamos. Tendría que haber pensado de antemano que la caída de 50 litros/m2 en la zona la semana pasada iba a notarse en un embalse de 8 Hm3 al 12%. No le vino mal, ya que subió al 14% ahora que la situación empezaba a ser crítica. Además de la turbidez, la entrada repentina de tanta agua provoca que las orillas estén  plagadas de vegetación inundada, lo que dificulta la posada de mi mosca.


Pero los astros estaban alineados de antemano. Aunque la primera koi que se cruza en mi camino sale espantada debido al problema de las hierbas, consigo engañar a la segunda con una imitación de quironómido verde.


Poco después otro ejemplar pica a la misma imitación. Ambas estaban comiendo bajo la superficie, entre las plantas de la orilla, por lo que aunque su visualización no se veía entorpecida por la turbidez, hacerle llegar la mosca en condiciones era muy complicado.


Y después ha llegado el paraíso. Y es que en la cola del embalse se ha formado una especie de bajío con algo de vegetación sumergida. Ésta da estabilidad al fango, haciendo que no me hundiera hasta los tobillos como en ocasiones anteriores. Lo malo, que aquí la turbidez del agua era máxima, pero se compensaba con la poca profundidad (poco más de un palmo) y la alta visibilidad de los objetivos. El resultado, con una ninfa de efémera negra atada a mi bajo y moviéndola con tirones cortos, han sido 4 carpas koi más. Incluido Moby Dick, por supuesto.





El estar en medio de un bajío, totalmente rodeado de agua, dificulta la tarea de tomar las fotos. Pero por lo menos se observa bien la variedad y el colorido de las libreas. Una flipada en colores, literal. Y el tamaño de la cola de Moby Dick. Enorme, tan alta o más que el cuerpo. Os podéis imaginar la pelea que me ha brindado...

Resumiendo, una mañana perfecta, con el reto superado. Habrá que ir pensando en otro. Quizá volver a por Sir Arthur...

viernes, 15 de junio de 2012

Moby Dick


Hay un pequeño embalse que descubrí el año pasado que alberga una población considerable y estable de carpas koi salvajes. Desde entonces he intentado sin éxito conseguir capturar una de ellas. Muchas de ellas son naranjas, aunque la mayoría son blancas, de ahí el título. De ahí y de mi obsesión por capturarlas, que ya parezco el capitán Ahab. Supongo que me seduce la idea de pescar un ejemplar de esta variedad tan original y tan escasa en estado salvaje.

Sólo me he acercado a ese embalse dos veces además de aquella en la que lo descubrí: Pero siempre que lo he hecho ha sido exclusivamente para ir tras las koi, dado que los hay con mejor población de carpas más cerca de casa. Son extremadamente recelosas, pudiendo detectarte a distancias mucho mayores que las comunes. Y los rechaces a las imitaciones son impresionantes. Además las hay de tamaño relativamente grande, al menos comparadas con sus congéneres doradas.

Así pues, hoy me considero afortunado porque he podido clavar dos de ellas. Lo malo es que una de ellas me ha partido el terminal (más bien lo he partido yo en una clavada muy enérgica) y la otra se ha soltado. Pero ya se que no son intocables. A ver si la próxima vez consigo que la pose de hoy que me han brindado un par de carpas comunes se convierta en otra parecida pero con koi.

Saludos y ¡buena pesca!


viernes, 8 de junio de 2012

Surf carping

Regreso a los dominios de Sir Arthur. Al llegar me recibe un viento horroroso que creaba un oleaje que hacía parecer que me encontraba en la cornisa cantábrica más que en un embalse en el interior de Aragón. La foto no hace justicia a lo que había. Viento constante, fuerte (y os lo dice alguien acostumbrado al cierzo), con rachas muy fuertes. Una pesadilla. Eso, unido a los intervalos nubosos, ha puesto un poco complicada la tarea de localizar a los peces y la precisión en el lanzado, pero al final ha sido un buen día.

 

Sir Arthur no está solo en sus dominios. Aunque son minoritarios, he podido ver varios ejemplares de barbo merodeando las orillas, y alguno de buen tamaño. ¿Sería él quizá? La casualidad o la mala suerte han querido que siempre que uno de ellos entraba en mi radio de acción la mosca estuviera enganchada en el fondo, o la línea enganchada en alguna piedra de la orilla, estuviera peleando con una carpa, o me encontrase cambiando el bajo, o de mosca. Al final de la tarde he tenido mi oportunidad, con un barbo mediano patrullando la espuma creada por el oleaje a pocos metros de la orilla. Ninfa ligeramente plomada atada en el bajo. Lance alrededor de un metro delante de él, en su trayectoria. La ve, se hunde ligeramente a por ella, abre la boca, la cierra y... ¡carrera!. Pero no era el día de los barbos. Cuando se para, sin que me de tiempo de mantener la tensión correcta en la línea, noto que se suelta. Si pescas con anzuelos sin muerte pueden pasar estas cosas, aunque son mejores para ellos y hay que usarlos. Como le dije a Sir Arthur ¡volveré! Y lo haré con alguna imitación de ninfa de odonato, porque mirad que exhuvia me he encontrado en unas ramitas. ¿Alguna sugerencia?


Con las carpas ha sido otro cantar. He podido acercar a la orilla la nada desdeñable cifra de ¡32 ejemplares! Aunque el tamaño no era grande, el brazo ha sufrido lo suyo. Pero uno que es masoca seguía lanzando y clavando. Comunes y royales me han alegrado el día. Y eso que pintaba complicado debido al viento y las nubes... Todas han entrado a ninfas. Imitaciones de pupa de quironómido, asticot y ninfa de efémera en oreja de liebre fueron las que funcionaron. Me gusta pescar a ninfa los ejemplares que hociquean en la orilla, pero es genial ver a las carpas que patrullan la superficie lanzarse a por una ninfa lanzada algo por delante de su posición, mientras se va hundiendo.



Los ejemplares king size se encontraban por lo general "sesteando" cerca de los cortados y hacían caso omiso a mis imitaciones. Tal vez debería haber probado con algún pequeño estrímer tipo woolly bugger o similar. Otra vez será. Desde luego hay que volver. Porque es un paraíso para la pesca a mosca de las carpas y por la espinita que aún tengo clavada a causa de los barbos.

¡Saludos y buena pesca!