Translate this blog

lunes, 23 de julio de 2012

El día de la carpota

Me voy a acabar acostumbrando a ver el backing de mi carrete. Pero cada vez lo veo más a menudo. Hasta el punto de verlo varias veces en una jornada, o incluso con un determinado pez.


Hoy vengo a presentaros a las carpas que para mí representan mi bautizo de fuego. Desde luego no son enormes, pero son más grandes que las carpas a las que estoy acostumbrado. Y la pelea mucho más igualada, ya que en casa de Sir Arthur las carpas tienen una cola enorme que les sirve para vender realmente cara su derrota. Cada día me gusta más esta modalidad.


 

Saludos y ¡buena pesca!

miércoles, 18 de julio de 2012

¡Viven!

Hoy he vuelto a un embalse que está bastante cerca de casa y en que creía que se habían extinguido los barbos. Hacía mucho tiempo que no veía ninguno en sus aguas y ya lo tenía fichado como territorio exclusivamente carpero. La buena noticia es que estaba completamente equivocado.

Las carpas han dado la talla y me han brindado una fantástica jornada. De nuevo la pupa de quironómido se ha revelado como una imitación totalmente irresistible para los peces. A poco que la presentación sea correcta ( y en este punto el viento era el mayor enemigo) raro es el pez que rechaza esta mosca.


Al viento hay que añadir que las carpas estaban concentradas en la zona de la cola, donde el agua es marcadamente más turbia. Esto dificulta tanto la localización de los peces como la detección de la picada. Pero bueno, no todo el monte es orégano y lo bonito de este deporte es encontrar cada día un nuevo reto que superar.


Cuando ya volvía al coche he visto ¡sorpresa! dos barbos nadando en paralelo cerca de la superficie y bastante alejados de la orilla. La cosa pintaba complicada. Para empezar, una zona de orillas de pendiente acusada cubiertas de cantos que ceden a la mínima. Vamos, que moverse por ese terreno tiene el mismo efecto que meter un elefante en una cacharrería. Sabía que no iba a tener muchas oportunidades, así que había que esmerarse en el lanzado. Con la pupa todavía atada al terminal la clave es posar en  la trayectoria de los peces aunque algo adelantado para no alertarlos y esperar que la vean. Uno de ellos se ha adelantado, ha abierto y cerrado la boca y me ha dado una bonita pelea a pesar de que no era de tamaño demasiado generoso.


Lo mejor, más allá de la captura, es descubrir que todavía quedan barbos aquí. Porque después, algo más adelante, he vuelto a ver otros dos. La operación ha sido la misma pero he fallado al clavar, no he esperado a que cerrase la boca. Un error de principiante que ha impedido un doblete barbero. Otro día será.

Lo más triste es que el futuro de esa población de graellsi es bastante incierto. El río acusa mucho las sequías y se seca frecuentemente, complicando enormemente el remonte y la freza. Luego está la presión de pesca. Y lo que es peor, que ésta es ejercida por gentuza totalmente irrespetuosa con el medio. Las orillas están "decoradas" por botellas de agua, cerveza y vino, latas de comida y bebida (incluso una especie de cocido chino he visto hoy), bolsas de plástico, restos de hogueras e infinidad de cosas más. La novedad hoy han sido un par de aparejos que disponían de tubos fosforescentes que se utilizan para pescar por la noche. Ni que decir tiene que eso está totalmente prohibido. Si llenan todo de basura, hacen fuego en la misma orilla y pescan fuera del horario permitido, no quiero imaginarme por dónde se pasarán la obligación de devolver carpas y barbos vivos al agua.


Esperemos que sigan adelante a pesar de todo y de todos. No ya por poder pescarlos, sino porque para una especie autóctona que tenemos sería una pena seguir perdiéndola.

¡Saludos y buena pesca!

viernes, 13 de julio de 2012

¡Backing fuera!

Hoy he descubierto un nuevo escenario. Una auténtica gozada. Había pospuesto la visita a este río esperando a tener algo más de tiempo libre, ya que no está demasiado cerca de casa, pero hacía tiempo que quería hacerlo porque me chivaron que alberga verdaderos pepinos. Pues no ha defraudado.

Como viene siendo habitual, los graellsi huyen despavoridos al menor descuido. No importa lo lejos que estés. A más de veinte metros los he visto salir dejando una nube de fango como único testigo de que allí había un barbo. Supongo que lo corto de caudal que bajaba el río, hiperregulado, tampoco ayudaba demasiado. Por eso ha sido realmente imposible de engañar a uno de esos pepinos, que los hay y en cantidad.

Al final, cuatro barbos engañados. Sólo he conseguido echarles mano a dos ya que los otros se han soltado del anzuelo, uno de ellos abriéndolo. En contra de lo que me decía mi propia experiencia, uno de los escapados ha sucumbido a los encantos de un escarabajo a pesar de estar hozando en una corriente. Así que un prejuicio menos. Los demás han picado a ninfa, y los dos orillados con una pupa de quironómido.

El que posa en esta foto ha aprovechado que lo he capturado en una tabla inmensa para correr y correr hasta sacarme varios metros de backing. ¡Menudo chute de adrenalina!


Resumiendo, un lugar maravilloso al que pienso volver. Eso sí, esperaré a que lleve algo más de caudal porque si no las posibilidades se ven muy reducidas. Lo que no me gusta tanto es que esos barbos estén en una de esas zonas que comentaba el otro día en esta entrada de o2natos en las que, por convivir (supuestamente) con truchas, no están protegidos por el captura y suelta obligatorio, sino que pueden ser eliminados hasta 3 por pescador y día. En fin, un punto negro, otro más, de la legislación de pesca en Aragón...

¡Saludos y buena pesca!

sábado, 7 de julio de 2012

Fortuna

En estos tiempos que, para bien o para mal, nos ha tocado vivir es la angustia una sencación cada día más frecuente. Desempleo, recortes, crisis, primas, deudas y así un largo etcétera son problemas y preocupaciones que nos asaltan día a día. Atenazan los músculos y nublan la razón, dejándonos en más de una ocasión totalmente desorientados.

Yo no soy ajeno, como cada vez no lo son más y más personas. ¿La solución en mi caso? Demostrar lo que uno vale y una apuesta decidida por escapar hacia adelante. Como casi siempre, cualquier demostración requiere algún certificado o similar, obtenido generalmente previo examen o prueba. La preparación supone esfuerzo y dedicación con grandes dosis de ansiedad provocada por el terror al error.  Si a esto añadimos un proceso de selección para un puesto soñado que permita escapar del pozo y al que, en consecuencia aspiran muchos otros en una competencia descabellada, el resultado puede ser una espiral de nerviosismo agónico.

Pero nosotros tenemos la pesca. Tengo que reconocerlo. Últimamente la he utilizado de una forma egoísta. He hecho de ella una mera válvula de escape. Un excusa para abandonar el asfalto hacia el pedregal batido por el oleaje. Hacia el llano fangoso apenas sumergido en el agua. Huir del contacto humano para rodearte de naturaleza en la búsqueda de un nirvana terrenal.

Ayer fue diferente. Ayer fue el día de la prueba. Al acabar, una descompresión brutal propiciada por las buenas sensaciones y el convencimiento de un buen resultado. Una sensación potenciada, casualidades del destino, al recibir la mejor noticia, el saberme seleccionado, justo al mismo tiempo. Y ayer se empezó a saldar la deuda. Ayer me acerqué a un rincón perdido de mi tierra con el único objetivo de disfrutar otra vez de la pesca sin más excusas. Una manera de devolverle todo lo que ha hecho por mí estos meses.

Allí, una vez despojado del lastre que impedía el disfrute y la reflexión, satisfecho a partes iguales por capturas y rechaces, rodeado de una quietud mágica y observando los últimos rayos del atardecer colándose entre el tamiz de nubes para acariciar las redondeadas colinas justo antes de emprender el camino de vuelta a casa, lo comprendí. Comprendí que, pase lo que pase, nosotros siempre hemos de considerarnos afortunados porque podemos evadirnos a esa otra dimensión donde reina la paz.

martes, 3 de julio de 2012

Ninfa negra "Carbonilla"

Hoy os presento el montaje de ninfa negra que utilicé la semana pasada para capturar a mis anheladas carpas koi. Consiste en el típico patrón de efémera tipo hare's ear, pero en negro (de ahí el nombre de carbonilla) y con otros materiales.


Anzuelo: TMC 5262, ATZ 8144 o similar (2x largo), #12-10
Hilo de montaje: negro
Cercos: careta de liebre
Abdomen: avestruz
Brinca: mylar pearl
Tórax: dubbing de foca
Saco alar: avestruz
Lastre: hilo de plomo

Sujetamos el hilo de montaje al anzuelo y lastramos con hilo de plomo. Para que éste quede mejor fijado, recomiendo dar unas vueltas de hilo de montaje donde va a ir el plomo y, una vez enrollado éste, aplicarle cianocrilato antes de atarlo con el hilo de montaje. Después fijamos los cercos y la brinca al final de la tija. Yo suelo utilizar cercos con una longitud igual a la mitad de la tija.

Atamos también unas cuantas fibras de pluma de avestruz al final de la tija. Con ellas formamos el abdomen y lo brincamos con el mylar pearl. En la fotografía me ha quedado un poco corto, ya que suelo hacerlo ocupando los 2/3 posteriores de la tija. A continuación atamos unas cuantas fibras más de avestruz, hacia atrás, con las que formaremos el saco alar.

Después sólo nos queda formar el tórax con el dubbing de foca y abatir las fibras de avestruz sobre él para formar el saco alar. Me decanto por el pelo de foca en este montaje porque sus fibras largas, una vez cardadas, dan una buena sensación de movimiento imitando las patas del insecto.

Esta ninfa me dió buenos resultados con agus turbias, seguramente gracias a los brillos que le otorga la brinca de mylar pearl. La utilicé con tirones cortos, por delante de las carpas pero a una corta distancia. Supongo que el lastre adelantado provoca un movimiento muy atrayente descendente-ascendente que incita a los peces a atacar. En estos casos, cuando el pez se detiene tras un movimiento rápido hacia adelante (literalmente se avalanzan a por la mosca) sólo queda clavar y disfrutar de la pelea.

Un saludo y ¡Buena pesca!