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domingo, 1 de septiembre de 2013

Interferencias

Ayer volví al río en busca de mis queridos bigotudos. Me encantó verlo así, con el cauce rodeado de gravas en las que de vez en cuando asomaba un tronco. Algo más allá de las gravas estaban los álamos con los pies cubiertos de tamarices, sargas y otros arbustos. Precisamente como deben ser los ríos. El único punto negativo fue el escaso caudal, por la época en la que estamos pero desgraciadamente, también por la regulación a la que se ve sometido. Y como consecuencia, una gran proliferación de algas cubriendo la práctica totalidad de los cantos del fondo.


Los peces estaban sumamente difíciles. Para empezar, con agua tan clara y tranquila los peces eran capaces de detectar mi presencia a una distancia bastante considerable (nota mental: tengo que aprender a lanzar más lejos y bien). Cuando conseguía colocar una mosca al alcance de la vista de un pez que todavía no sabía que yo estaba allí la reacción al verla, en la mayoría de las ocasiones, era salir huyendo. Quizá el culpable de ello fuera el grosor del bajo pero no quise atar nada por debajo de un 4x porque en ese caso se podía complicar la captura. Con las escasas carpas que me encontré ocurrió exactamente lo mismo, una huída seguía siempre a la presentación de la ninfa. Y cuando parecía que todo iba a salir bien gran cantidad de madrillas salidas de dios sabe dónde se abalanzaban sobre la mosca, alertando a los barbos de que aquello no era comestible. A veces no pude controlar el instinto y clavé varias de ellas al ver la picada.


Ante la continua intromisión de las madrillas lo fácil habría sido alegrar el día a base de capturas de éstas, ya que había algunas de tamaño más que aceptable. Una de ellas, que superaba ampliamente el palmo de longitud, no quiso posar para la foto y se escapó justo antes de presionar el disparador de la cámara. Aunque seguro que así habría disfrutado, lo que un pescador necesita es superar el reto que le imponen los peces. Sobretodo si quiere crecer como pescador. Por eso me empeñé en capturar al menos uno de esos esquivos barbos.

Fue entonces cuando reparé en las numerosas egagrópilas que había ido viendo a lo largo de la mañana entre las gravas de la orilla. La gran mayoría de ellas compuestas casi en su totalidad por fragmentos de caparazón de cangrejo. Y pensé que si la naturaleza me daba esa pista tenía que aprovecharla, así que até la cangrebou al bajo.


Poco después encontré un barbo que, por estar en una corriente, no me detectó tan rápidamente y no parecía rodeado de madrillas. Este barbo sí que sucumbió a la imitación de cangrejo y me concedió una preciosa batalla tras la que se dejó fotografiar.


Al final volví a casa habiendo capturado un solo barbo, pero profundamente feliz por ver al río con ese buen aspecto y haber visto una población de barbos tan sana, con miembros de todos los tamaños. Si nada se tuerce seguro que allí hay barbos para unos años.

Saludos y buena pesca

12 comentarios:

  1. Hola... no fuiste el único al que le costó pescar algún barbo.
    A mi me pasó algo muy parecido a lo que comentas...
    Espero que tu rio te de muchas capturas en el futuro...
    saludos

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    1. Seguro que sí, al menos eso parece. Aunque no es fácil sacar alguno, no creo que falten barbos para salvar el bolo dada la salud que muestra la población en este tramo. Un saludo

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  2. Pedazo de rio bonito, otro bolo salvado, algo es algo.
    Nosotros estuvimos el sábado a barbos y fué una pasada, estaban muy mosqueros.
    Saludos

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    1. Aunque ya digo que el embalse que hay aguas arriba le quita mucho caudal (y gracias a que entre la presa y este punto aporta su agua un afluente) la verdad es que sí que está bonito. Y más este año. Como dices, pude salvar el bolo y disfruté de una buena jornada. Enhorabuena por la tuya. Un saludo

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  3. Vaya barbo más sano que él de la foto! Qué gordo está el jodío!
    A veces estas pequeñas escapadas, sin muchas capturas, nos reportan buenas lecciones de pesca pues superamos pequeños retos y realmente vuelves más satisfecho que cuando las capturas son demasiado fáciles.

    El río se ve chulo, un poco escasete de caudal, pero al menos natural... que bien han venidos las riadas chico! están los ríos magníficos este año!

    Un abrazo!

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    1. Sí, muy bien criado está. A ver si me lo vuelvo a encontrar en el futuro algo más crecidito (por pedir que no quede). Es cierto lo que dices, las capturas, aunque sean menos, saben mejor si no son fáciles y te obligan a sacar lo mejor de ti. Y el río... ¡qué no habré dicho ya de este precioso río!
      Saludos compañero

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  4. Buen barbo, pero me quedo con el proceso de observación que te condujo a atar eso que llamas "imitación de cangrejo" jeje. Esa es para mi una de las esencias de la pesca con sedal pesado; observar, poner lo que toca, lanzar y pescar "algo". En demasiadas ocasiones como he dicho en diversas ocasiones, atamos lo primero que creemos no aquello fruto de una paciente observación.
    Ya pronto, esperemos, empezarán las lluvias de otoño y con ello el oscoruzamiento de las aguas = más facilidad de aproximación
    Un abrazo

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    1. ¿Cómo que "es que llamo imitación de cangrejo"? ¿Es que no lo ves? Cómo se nota que no tienes vista de pez como yo ;-P Independientemente de esto, es cierto que desde que pesco con sedal pesado soy más observador, y eso que ya venía sobradamente curioso de casa.
      En cuanto al oscurecimiento... es cierto que facilita la aproximación, pero también dificulta la detección de la picada. COmo ves es difícil tenerme contento, jeje.
      Un abrazo

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  5. Precioso barbo y precioso río.
    Esperemos que lleguen pronto las ansiadas lluvias...
    Saludos.

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    1. Lluvia no le vendrá mal al río, pero tampoco le hace tanta falta. Lo que le sobra es la presa que le corta la vida, y es que al embalse entra muchísimo más caudal del que sale. Y lo peor, unavez que sale empieza un periplo de salto en salto a través de canales y lejos de su cauce natural. En fin, qué voy a decir de la gestión hidrológica imperante... Un saludo

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  6. Da gusto ver el río así y tantas madrillas, aunque a veces son un etorbo para llegar hasta los barbos, son otra muy buena noticia, siguen resistiendo en su lucha con alburnos y piscardos.

    Aun tengo pendiente probar ese cangrejillo tuyo, que seguro que me depara alguna que otra sorpresa. Por cierto, cuando vuelvas a esa zona, prueba a presentarles una avispa ;), últimamente es una de las pocas moscas con las que tengo relativo éxito.

    Un abrazo y enhorabuena por el fruto de la observación.

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    1. La verdad es que la población piscícola en este punto está realmente sana a pesar del régimen hídrico artificial al que está sometida. ¡Y ni rastro de alóctonas! por lo menos a la vista.
      Tú prueba la cangrebou y me cuentas. Según donde, y utilizada correctamente es muy efectiva. Cuando vi unos barbos merodeando en una de esas zonas calamaditas de las que tú y yo sabemos me acordé de ti y até una avispa. Y ahí es donde entra lo de aprender a lanzar más lejos y mejor, ya que fui incapaz de posar la mosca decentemente a la distancia que me obligaron a tentarlos. Otra vez será.
      Un abrazo

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