Translate this blog

domingo, 5 de octubre de 2014

Primeros pasos

El otro día tuve la oportunidad de disfrutar de otra jornada de pesca con mis sobrinos. Viviendo en el extranjero, son pocas las ocasiones en las que puedo pescar con ellos a lo largo del año, y por ello hay que aprovecharlas al máximo. Para que les pique el gusanillo con fuerza es necesario garantizar las capturas, y ya que están empezando, lo suyo es no ponérselo demasiado difícil. Por eso decidimos ir al intensivo al que ya fuimos cuando vinieron en navidades.


Pero, como mis sobrinos son pescadores sin muerte convencidos (la otra vez les dio verddera pena ver morir a las truchas), esta vez la modalidad elegida fue la mosca con cola de rata, usando sus equipos que recibieron de regalo de cumpleaños. La lástima es que la sesión de cine en casa de la noche anterior hizo que no madrugásemos demasiado, lo que unido a la cita para comer toda la familia hizo que dispusiéramos de poco más de una hora para pescar. Pero aun así la aprovechamos.


Lo primero, como es natural, fue entrenar un poco el lance, para lo que elegimos una zona sin árboles en los que enganchar las moscas. Pronto le cogieron el tranquillo y ya eran capaces de sacar algunos metros de línea posando de manera más o menos decente. Pero claro, con las truchas paseando por la superficie y con el poco tiempo disponible fue imposible evitar que quisieran dar un paso más allá e intentar pescarlas.


La primera captura a mosca de Adrián no se hizo esperar. Qué maravilloso es poder ver en él la emoción y el nerviosismo que siempre sobreviene durante la pelea con el pez. Esos gritos pidiendo ayuda y preguntando qué hacer, seguidos de la alegría al ver el pez en el salabre no se pagan con dinero. Por supuesto no cabía otra opción que devolver al agua a la trucha que nos había proporcionado tanta alegría.


Alberto, el pequeño, tendrá que esperar a una futura visita para disfrutar de su primera captura. No de sus primeras picadas, porque tuvo varias. Pero tiene que aprender a clavar cuando éstas se produzcan en vez de señalarlas, ¡cosas de niños!. Por lo menos sabe verlas y sólo será cuestión de enseñarle a levantar la caña. Lástima que eso tendrá que para ello habrá que esperar hasta las próximas navidades...

4 comentarios:

  1. Esas jornadas son increíbles cuando los ves cn la ilusión con la que nosotros pescábamos de críos. Jejjeje enhorabuena mejor profesor y guía de pesca no pueden tener 😄

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Jorge. La verdad es que se hace lo que se puede por que continúen con la afición.Y lo mejor no es únicamente la ilusión en acción de pesca, sino que cuando nada más aterrizar aquí ya preguntan cuando iremos a pescar. A mí, claro, se me cae la baba ;-)
      Saludos compañero

      Eliminar
    2. Que caras de pasarlo bien ;-)

      Eliminar
  2. La emoción que expresa esa última foto lo dice todo Jorge, me alegro de que pudieras disfrutar de un rato de pesca con ellos y así seguir contagiándoles tu ilusión.
    ¡Un abrazo compañero!

    ResponderEliminar